viernes, 16 de septiembre de 2011

FINAL

Está bien, lo acepto, no soy la mejor para darle un final a las cosas.

No las quiero terminar’, está bien?

No será mejor dejarlo en un eterno presente?

Es que acaso… La verdad, no sé los cuentos cómo acaban, apenas tengo 23 años, y he visto el final de muy pocas historias…

Prefiero tenerlo ahí, ahí cerquita, contándole al oído, lo que creo y ha ocurrido. No me gustan los finales felices, ni las novelas rosas de amor que claudican con un cúmulo de niños que les aseguran la felicidad al par de príncipes.

Más bien, son esos finales que no se entienden lo que ocurre lo que me gusta.

Porque así como usted y yo, el final se crea a conciencia, se puede interpretar al antojo, y por si no logramos ‘satisfacer’ las expectativas del consumidor, se le ofrece su imaginación. Como cuando uno duerme y lo despiertan, el sueño queda a la mitad, y no queda más que inventarse el final.

Está bien, escribir no es fácil…

Satisfacer al lector menos,

Hacer felices a los hombres, no es deber del Estado,

Pues la felicidad es un imperativo personal de orden taxativo, y no de elección.

Entonces elijo se feliz a mi manera, escribiendo y eliminando las pulsiones, con lo más bello hermoso de lo que nos ha dotado el lenguaje, pues permite construir edificios donde solo hay desiertos, y darle reversa a un martirizante y espeluznante final.

1 comentario:

Viviana Gil dijo...

Ser feliz a mi manera, me gusta eso ... soy feliz a mi manera y no tengo que convencer a nadie, ni empezar a realizar actos donde todos sientan que lo estoy expresando .... soy feliz escribiendo, cantando soñando, soy feliz como quiero PUNTO !!