Subo la senda, el camino hacia ti… Y en la aventura de
recorrerte me tropiezo con tu cuerpo terso… Ese cuerpo que aspiro e inhalo como suave olor afrodisíaco…
Lento me conduce a tu pecho que parece estallarse rebosante…
De repente he llegado a lo desconocido y tu cuello húmedo
me recibe con carraspeante barba, ligero y sensual camino… El único a tus
labios…
Allí me detengo… Por un rato… Unos minutos, quizás horas,
mientras tus manos descifran con desenfreno los secretos que se dibujan sobre
mi espalda…
Exhalo el último suspiro, mientras tus piernas se aferran
como dos estacas…
De repente, no son cuatro los pies, ni cuatro los labios…
No son dos cuerpos, ni cuatro las manos…
…No hay materia, ni masa, ni formas…
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