sábado, 17 de diciembre de 2011

Saberte Aquí

de Mario Benedetti


Podés querer el alba
cuando quieras
he conservado intacto tu paisaje
podés querer el alba cuando ames
venir a reclamarte como eras
aunque ya no seas vos
aunque mi amor te espere
quemándose en tu azar
y tu sueño sea eso
y mucho más
esta noche otra noche
aquí estarás
y cuando gima el tiempo giratorio
en esta paz ahora
dirás
quiero esta paz
ahora podés venir a reclamarte
penetrar en tu noche de alegre angustia
reconocer tu tibio corazón sin excusas
los cuadros
las paredes
saberte aquí
he conservado intacto tu paisaje
pero no sé hasta dónde
está intacto sin vos
podés querer el alba
cuando quieras
venir a reclamarte
como eras
aunque el pasado sea despiadado
y hostil
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros
aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí

viernes, 16 de diciembre de 2011

Las Flores


Aquella mañana llegaron frescas, abrazadas, envueltas en un paquete precioso. Seguían cerradas, no conocían la luz del sol. La princesa, que ansiaba tenerlas cerca; las colocó en aquel hermoso florero persa. 

Lentamente se abrían, frondosas, maravilladas por el alba y la crisálida de los días. Unas gotas de sol y unos cuantos rayos de lluvia adornaban su follaje, tan dulce y delicado. 

Y la sonrisa de la princesa alumbraba con luz y larga vida tan hermosa creación. Ellas, cálidas y vanidosas crecían, derrochaban esplendor.

Más un día la oscuridad llegaría al reino… La princesa sollozante y triste, remordía los días y las horas en lágrimas hecho mares. Lo sigiloso de los segundos empeoraba con el color de las nubes, que se hacían grises… más grises. 

Pero Ellas, percatadas y leales, deshojaron sus pétalos... Y sus pistilos cayeron al vacío. Sus vidas, que se hacían efímeras con el paso de los segundos, se desplomaban abatidas, desprendiendo su existencia al tropiezo de las lágrimas.

Esa misma noche el sirviente le diría:
- Princesa. Su calvario es un suplicio. Su angustia ha creado tanto desconsuelo, que hasta las flores ha hecho perecer.

La princesa, pausada, y con ojos de esperanza respondió:
- Ellas no deshojan de la tristeza… Ellas enardecen de lo fecundas…

Lirios


El frío teje la noche,
y con sus cabellos largos
color negro…
me envuelve en el suspiro del ensueño,

Delirio y recorro mis huellas…
…el pasado desaparece,
y el futuro aún no existe…

Avanzo lentamente,
pero sigo estática,
es mi sueño quien me engaña,
el deseo que ha pasado…

Y los gestos se hacen borrosos,
las palabras codificadas,
los olores confundidos,
mientras las texturas se derriten…

Qué agotamiento! qué cansancio!
el desierto está vacío,
y no hay más que el suelo
para reposar estos frágiles huesos…

Es mucho peso
para unos hombros tan débiles,

Pero es mucha gracia,
para una baladí existencia…

Es ser frágil y ser valiente
Lo humano envuelto en lo demoniaco
Carnal y espiritual…

Sollozar con los ojos fértiles,
de un acontecer que hablaba de esperanzas,
sueños nuevos
y horizontes plagados de flores…

En ese, quiero que estén junto a mí,
los más dulces
y sutiles,
Lirios…

jueves, 15 de diciembre de 2011

Noche...



La noche no es melancólica
La noche se viste de Merlot,
y mientras me acaricia con el susurro de sus poesías,
Yo me la tomo a sorbos...

...
Y en el vino me fundí,
Le bebí hasta la última gota,
Besé su cuerpo,
Como sed en el desierto,
Hasta dejar mis labios marcados...

viernes, 9 de diciembre de 2011

No me busques, ni me encuentres...


Me he convertido en aire para estar siempre aquí...

La Noción de Eternidad

Pareciera ilógico para un simple mortal hablar de almas y espíritus inmortales,
No solo ilógico, también ridículo y algo estúpido...

Bien sabemos que de eternidades y de tiempo... no comprendemos!
Nos jugamos los momentos con lo que aprehendemos de nuestros sentidos,
Que no son más que ruido y efímera ilusión...

Vemos lo que creemos y engañamos nuestras ideas para protegernos,
endiosamos y nos endiosamos, despotricamos y devastamos,

Vivimos como mortales creyéndonos eternos,
y nisiquiera recordamos nuestro nombre o nuestros orígenes,

Desconocemos nuestra procedencia y nuestros padres originarios...
Caímos a la existencia de nuestra propia esencia

Sentimos en el no sé, en la eternidad lúgubre e insincera,
vivimos la noción de eternidad desde lo mortífero,
desde el veneno que se gesta desde nuestro nacimiento,
y dá rotunda muerte el día exhalamos el hálito postrero...

Qué le dará ese gustito de lo que es eterno?
Vivir por muchos años? siglos? Lapsos que no comprendemos?
Y abrimos y cerramos los ojos,
Y lo eterno se ha ido al barranco...

La mortalidad persiste y la muerte ronda nuestra existencia
desde que nacemos tan frágiles, débiles y adoloridos,
Cuando amamos, es tal vez la excúsa
Para volver a ser eternos...

martes, 6 de diciembre de 2011

Fantasma??

Fantasma? Ah??


Una sombra blanca se aproxima detrás de mi hombro,
- Miro, me asusto, grito, alucino, HORRORRR!!
Ohhh, Horror!!!!!!!!
- Suspiro, sudor, Ohhhhhhhhhh, vacío... Muero lentamente...


Abro los ojos, donde estoy?
- La tierra de los asustados!- Argumenta una voz melancólica.
- De los que?...Ah?


Me inventé un atrapa-fantasmas.
Tiene forma alargada y red de abejas.


(Horas más tarde)
- No atrapé ningún fantasma, Snif...
- La clave es traspasarlos- Me güiña el ojo y se aleja flotando...


Ah???
Traspasarlos¡¡
Sospeché que regresé de la tierra de los asustados.
Miro, y el fantasma sigue allí!!!


Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhh!! Horror!!!


- Un momento! Quise empujar el fantasma con todas mis fuerzas! - Los fantasmas son incorpóreos!! (Pensé)


Muy bien, me llevé un hombre por delante,
su piel era muy oscura y portaba camisa blanca...

viernes, 2 de diciembre de 2011

Ofelia y Polonio


Se abre el telón, - Aplausos! Aplausos!
La multitud se pone en pie.
Los artistas enmascarados se paran frente al público.
La multitud enloquece, todos gritan, algunos lloran... todos se estremecen.

La ovación era esplendorosa, y los actores habían hecho su mejor número. Ofelia muerta, ahogada en el rio, sonreía con ternura, sus labios morados y el frio impiadoso no bastaron para sonreir reluciente… Mientras tanto, miraba enternecida a quien hacía de Polonio…

No resistieron, se besaron con tanta fuerza que la percepción del tiempo pasó frente a sus rostros impávidos, sórdidos del embriague a los besos del otro. Ofelia, como no solo hacía llamarse, lo arrastró detrás del telón. Lo llevó al camerino y allí lo acuñó contra el diván. Quitó sus vestimentas, sobreros, pelucas y zapatos. Los velos cayeron, y las imaginaciones se deslizaron.

Mientras tanto, Ofelia, enternecida con tanta dicha, saboreaba sus mejillas tan dulces, tan cálidas… Acariciaba sus cabellos que eran tan largos como los de ella, y su mentón lambido rozaba con sus hombros, suaves y coquetos.

No quitó un centímetro de su rostro y de su cuerpo. Se ataría a Polonio a la eternidad. Robaría su nombre en una estrella. Lo guardaría como a un tesoro. Por eso, en la oscuridad y la penumbra, donde nadie conoce el ruido y la existencia, se abrazó a él para nunca dejarlo ir. Se aferró con tanta fuerza que mientras dormía le asfixiaba…

A la mañana siguiente, solo quedaría su cadáver inmóvil, interte y frío…