Las vientos lo confirmaban,
gritaban desprevenidos y sigilosos,
había llegado la hora,
y ahora se encontraba en un reino desconocido...
Los caballeros encontrarían trincheras en las entradas,
pues el castillo de la princesa
se encontraba blindado
y con doble cerradura...
Era inminente,
los vientos susurraban y decían presagios,
los muertos se levantaban,
no quedaba más que con ella,
el viejo gato color negro...
Esperaremos hasta mañana, -dijo.
Aunque ya no exista alguna salvación...
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