Vamos a volar…
Vamos a ser libres…
y cantar, y volar, y volar y ser libres…
Vamos, no renuncies a caminar a mi lado,
yo te libero, te suelto….
Pero suéltame
desplázate como Eurídice,
en silencio y taciturno,
no te pongas en mi sendero,
anda, vuela, quiero ver que vueles,
y déjame volar al cielo…
El mito de tu presencia es más fuerte y me desgarra
me consume como el fuego,
se hunde como piedra,
alumbra como luciérnaga,
y desaparece como estrella fugaz…
Pronto las lágrimas se secarán,
y volveré a tu lado por temor a alejarte más,
y seré ese mismo vaivén que se va y regresa con sonrisas,
se ahoga en el llanto, y renace en la súplica,
de tenerte de nuevo a mi lado…
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