martes, 24 de mayo de 2011

EL PIANISTA

El piano agonizante, la pared de rombos grises,
la mujer camina por aquel pasillo lúgubre.

El pianista del tacto,
Se acerca con mirada,
El barullo de su voz apagada,
Con curioso sonido me arrebata.

Ese beso de las noches,
y las historias de la madrugada;
Las hojas en el viento,
Cuando cruzo su mirada.

Su presencia esquiva
Es una vela que no se apaga…

Y quema el fuego ardiente,
De la luna embriagada,
De la pasión desbordante,
De aquel rose, Ella, extasiada.

Los temores que atormentan,
El pasado que molesta,
Las heridas que no cierran,
Buenas ilusiones… lo congelan.

Y todo vuelve a ser como antes
Cuando la esencia era energía,
Las almas eran danzantes,
Y nosotros, montañas que se amaban

Pero el tiempo es prudente
A la vez que inclemente
Deja que todo esto pase,
Y camina aquí a mi lado,
Que las horas transcurran…
No soltaré tu mano,
Mientras a mi lado fluyas…

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